Los deportistas profesionales, especialmente triatletas y ciclistas, emigran en estas fechas invernales a zonas más cálidas de España para poder entrenar en condiciones y sin pasar los rigores del invierno. Zonas como las islas Canarias o la Costa del Sol se llenan estos días de equipos profesionales que van buscando el sol.
Para los aficionados no nos queda más consuelo que abrigarnos bien y sufrir todo lo que el cuerpo aguante. Dos pares de guantes, camiseta térmica, buff, cubrebotas....son los compañeros imprescindibles en las salidas en bicicleta en invierno.
Sin embargo es en estos meses cuando se fragua todo el trabajo que dará sus frutos en verano, cuando estemos en nuestra época de competir en triatlón. Todo el volumen de entrenamiento que metamos en el cuerpo se quedará ahí latente y será el que nos permita asimilar los entrenamientos de mayor intensidad de la primavera y el verano.
Esta mañana el termómetro marcaba -4ºC.Sin embargo no podía dejar pasar la oportunidad de aprovechar mi día de vacaciones y salir a correr. Al final salieron unos 12 Kms. y el frío se pasó después de los primeros 20 minutos.
Por la noche una sesión de piscina para rematar el día, que sin apetecer mucho es fundamental para no quejarse en verano de que las carreras se pifian desde el principio.
Además del entrenamiento en sí, con la mejora física que reporta, entrenar en condiciones duras ayuda también a entrenar la mente para el sufrimiento que es necesario soportar en nuestro deporte. Es cierto que el cerebro es capaz de generar más energía que cualquier músculo, así que entrenemos también el cerebro.
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