El gran
día está aquí. Durante toda la semana has estado intentando convencerte a ti
mismo de que “no estoy nervioso”, pero no has dejado de pensar en que el
domingo corres tu primer triatlón.
Todos esos
nervios se deben fundamentalmente a enfrentarse a algo desconocido y a las
propias expectativas de resultados que uno tiene. La ventaja de este deporte es
que es bastante predecible, en la carrera no va a pasar nada muy distinto de lo
que haya pasado en tus entrenamientos. Si corres a 4´30 el mil no esperes hacer
18 minutos en el cinco mil de la carrera a pie. Si haces 2´ en un cien de
natación no esperes salir del agua a los pies de los primeros.
No debes preocuparte por tu resultado, en tu
equipo todos saben quién anda más y quién menos, y cuál es el sitio de cada uno
en una prueba.
Pero no
creas que todo está decidido de antemano. En el triatlón, que es un deporte
complejo, hay una multitud de pequeños detalles que pueden hacer que hagas una
gran carrera, dentro de tus posibilidades, o que incluso ganes a gente mejor
que tú.
Sin ánimo
de sentar cátedra, te propongo que reflexiones sobre algunas cosas que te
pueden ayudar a que ese primer día sea un día grande:
-
Planifica
en los días anteriores el material
que tienes que llevar a la
carrera. Hazte una lista de cosas y asegúrate de que llevas
todo.
-
Infórmate de dónde es la carrera, cómo se llega al sitio, cuánto se tarda. No
confíes en que quien te lleva en coche lo sabe, podéis juntaros “dos merluzos
en un coche” preguntando a una vieja en un pueblo dónde se corre el triatlón.
¿El tri…qué?
-
Estudia los recorridos, el número de vueltas que se dan, si hay uno o dos
sitios para las transiciones, si hay chip, si se nadará con neopreno, si en la
playa hay mucho oleaje…. Todas las circunstancias técnicas de la prueba.
-
Llega con tiempo suficiente para coger el dorsal, preparar la bici y el
material, reconocer la zona y sobre todo……. calentar.
-
No
pierdas el tiempo. Tienes todo el año para comentar
chascarrillos con tus colegas de equipo, para saludar a los que hace tiempo que
no veías y para flipar con las bicis de 6.000 euros, pero hoy has venido a
competir y nada debe apartarte de ese objetivo.
-
Estudia la transición. Dónde tengo la bici y dónde la tengo
que volver a dejar, en qué sentido se entra, que referencias de árboles,
farolas o lo que sea me indican el sitio.
-
Entrena
la entrada a la transición, es decir
el recorrido que harás a la hora de coger y dejar la bici. Ten en cuenta que
se llega corriendo con las pulsaciones a tope y todas las bicis parecen
iguales, y si eres de los buenos cuando llegues a la segunda transición la
barra estará casi vacía y los números no se ven bien.
-
No
pruebes nada nuevo el día de la carrera que no hayas
entrenado. Ni ropa, ni material ni nada. Si no has probado a dejar las
zapatillas en los pedales no lo hagas el día de la carrera porque te parece más
“pofesional”. Lo que se ha entrenado suele ser lo más rápido.
-
Haz
tu carrera y no la de otros. No te piques a lo tonto
para petar 5 minutos después. Coge tu ritmo y aguántalo, con independencia de a
quién pases o quien te adelante.
-
El último y más importante. DISFRUTA. Esto lo hacemos porque nos
gusta. A pesar del esfuerzo busca pensamientos positivos: “lo estoy haciendo
bien”, “ya he pasado lo peor”, “lo voy a lograr”…Además de vivir la carrera de
verdad, estos pensamientos se asociarán en tu mente a la competición y te
servirán más adelante en momento más difíciles.
Espero que estos pequeños consejos te ayuden a cumplir tu sueño de poder decir
¡YA SOY TRIATLETA!
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